18/6/07

La mecánica Naranja

-Y ahora qué pasa, eh?
Estábamos yo, Sam, y mis tres droogas, Ana, Mandy y Julie, sentadas en el bar lácteo Korova.
Del otro lado de la habitación había un cerdo y brachno pianitso q no nos quitaba los ojos de encima. Un grupo de málchicos demasiado drogados estaban sentados contra una pared, absortos en sus zapatos. El pianitso se levantó y se dirigió hacia nosotras. Oh, hermanos! juro q no habría hecho nada si él no hubiese comenzado. Sus pantalones estaban mojados con moloco y el vono q despedía hacía q mis quischcas se retorcieran. Intentó tomar a Mandy y llevarla hacia un rincón. Pero una buena drooga sabe q debe proteger a los suyos, en ciertos casos.Tomé la botella y se la partí en la golová, el rojo crobo salía y manchaba mi camisa. El hombre cayó al suelo crarcando. Oh, hermanos, si lo hubieran slusado! Ana tomó su schlaga y siguió cracándolo en el bruco, mientras que yo le daba patas en los yarboclos y smecaba. Tal vez fuera por el synthemesco mezclado con el moloco y el volocet, pero cómo disfrutaba pergarle a ese schuto.
Volvimos a nuestros asientos y pedimos otra ronda más de fuegodoro. La plesco de mi camisa no sería fácil de sacar, necesitaría goli, lo necesitaba de todas formas, tendríamos q pensar cómo conseguirlo...
Un nuevo nadsat entró y pidió simple moloco. Parecía ser la clase de molodo q buscábamos: bugato y schuto.
-Esperen aquí-les ordené al resto.
Fui hasta donde estaba el nadsat y me senté a su lado.
-No eres de por aquí, cierto?
-No, acabo de llegar.
-No es seguro q andes solo por estos lugares, hay muchas schaicas peligrosas. Nosotras tenemos un coche y ya nos ibamos, si quieres, podemos dejarte en algún lado.-me acerqué más. Sabía q los málchicos no se resistían eso.Aceptó.
Salimos los 5 a la calle. Julie crastó un vehículo. Llevamos al nadsat hasta nuestra "guarida" y le ofrecimos synthemesco, mucho synthemesco. Jugueteamos un rato con él y una vez q estuvo lo suficientemente drogado como para no entender que ocurría, le crascamos todo su preciado dinero. Como último gesto, lo tiramos en el parque en niznos, sabiendo que los militsos no tardarían en llegar y lo lovetarían.
Desde el parque fuimos hasta la casa de un starrio prestúpnico q nos compró las ropas. Tomamos el coche y fuimos en busca de diversión...
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ya, hasta acá llegó mi capacidad creativa.